Orando, Hasta Que…

Marcos 10:46-48 46  Y cuando Jesús ya salía de la ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Al oír que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!  48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más todavía: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! 

 

Hasta que todx sea libre, no me callaré.

Hasta que todxs puedan amar sin temor a la muerte, el rechazo o el juicio, no me callaré.

Hasta que todxs conozcan su magia y su valor, no me callarán.

Hasta que todxs puedan ver su carne como divina y su sexualidad como santa, no seré calladx.

Hasta que todxs lxs que sufren en el dolor del silencio sean verdaderamente escuchadxs, no me callaré.

Yo encarno el amor de Dios y se niega a ser callado.

Personifico el espíritu de Dios y se niega a ser callado.

Represento el poder y la presencia de Dios en el mundo, ¡y me niego a ser callado!

Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí y de todxs quien busca silenciar a los demás debido a la respetabilidad política, los prejuicios y los ismos. Danos ojos que te vean en cada persona quien encontramos en el camino hacia la justicia plena, el verdadero amor y la plenitud de la vida.  Amen.

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