¡No es fácil ser verde gris!

Cuando era más joven, me encantaba la canción It’s Not Easy Bein’ Green (“No es fácil ser Verde”) interpretada por el personaje de Plaza Sésamo la Rana René (Kermit the Frog).  La Rana René comienza su canción lamentando su coloración verde. Él estaba triste y decepcionado por su color ya que el sentía que su color verde se mezclaba con muchas cosas ordinarias. En su desesperación terminó deseando ser de otro color.  El trataba de encajar con el resto del mundo.  Al tratar de ser más parecido a los otros de su alrededor, la Rana René terminó cuestionando su propio derecho de ser, de vivir y hasta de existir.  Al final de la canción, René comienza a recordar asociaciones positivas con el color verde.  Esto lo hace a verse a sí mismo como valioso y bonito. La canción concluye con la Rana René aceptando y abrazando su “verde realidad”.

En nuestra sociedad actual, la Cultura de la Supremacía Blanca nos ha convencido a todos de que la única manera de vivir en los Estados Unidos de América es adoptando y aceptando un sistema binario de vida.  Todos nuestros pensamientos, acciones y reacciones son dictados y filtrados a través de esta manera binaria.   Es negro o blanco, bueno o malo, pobre o rico.  No hay otras opciones para que otros puedan sentirse participes fuera de estas dos opciones.

Como puertorriqueño se me ha negado mi “mestizaje”.  Soy producto de tres razas: Negra, Taina y Blanca Europea. La sangre de mis ancestros corre por mis venas. ¡El ritmo de “La Bomba” me hace bailar de alegría y me recuerda de dónde vengo! Los Estados Unidos de Norte América fueron fundados bajo la Cultura de la Supremacía Blanca y perpetuaron a través de leyes y tradiciones la opresión de la comunidad afroamericana durante más de 200 años.

 Una práctica común en los Estados Unidos de América (especialmente en los estados del sur) es la llamada “regla de una gota.” De acuerdo con la regla de una gota, cualquier individuo con al menos una gota de sangre africana se considerada como una persona de color (negra).

Después del asesinato de George Floyd, miles de personas se unieron para protestar contra la supremacía blanca y exigir justicia y un trato justo para los afroamericanos por parte de la policía. Bajo el movimiento Black Lives Matter miles de personas se unieron a las marchas de todo el país para protestar contra la brutalidad policial y el grave maltrato y asesinato de las personas de la raza negra. Como ministro también me uní a algunas de esas manifestaciones en la ciudad de Orlando, Florida. Al marchar con mis hermanos y hermanas, me sentí desconectado del colectivo. No se me permitió ser parte integral de la multitud, en cambio me trataron como un aliado y/o un representante del “pueblo del color marrón.”

Recientemente, me enteré de que una joven hermana latine se presentó a una marcha de Juneteenth (Día que se celebra la abolición de la esclavitud en EEUU) con su propio letrero casero el cual decía “Afrolatinx Lives Matter” (“Las Vidas Afrolatines Importan”). Esta joven es de piel clara y probablemente en la mente de muchos ella es el retrato ideal de lo que es ser una joven blanca norteamericana. Después del evento, ella fue cuestionada por haber llevado ese letrero tratando de hacer ver que las personas negras-latinas son muchas veces ignoradas y olvidadas.

La realidad es que independientemente de nuestro color de piel para algunos de nosotros, especialmente puertorriqueños, dominicanos y cubanos la fusión de tres razas es lo que nos hace ser quien somos. No hay forma ni manera para nosotros poder nuestro ADN.  Somos el producto de los europeos blancos, los pueblos indígenas taínos y los esclavos africanos (de muchos diferentes piases y lenguas).

¡Nuestra limitada forma de pensar y actuar solo entre la cultura blanca y negra nos niega nuestro derecho divino a existir! 

Todos hemos estado viviendo en esta Cultura de Supremacía Blanca durante generaciones.  Nuestra cultura común representa la blancura y fomenta la división en pigmentación entre la comunidad afroamericana. Esta cultura blanca alimenta la división entre las personas con piel oscura y piel clara. En la comunidad latina/hispana también existe esta división y se han perpetuado en esta sociedad que constantemente está tratando de blanquear nuestros nombres, nuestras costumbres y nuestra lengua materna.

En los Estados Unidos la cultura de la supremacía blanca nos nombró la “gente marrón (o Café).” Esta etiqueta ha sido ampliamente aceptada por la mayoría de la población, los medios de comunicación, el sistema político y nuestras propias iglesias como una manera de ser inclusivos de nosotros. Para mí, no es la manera correcta de referirse a cualquiera de nosotros. Llamarnos gente marrón o morena es parte de excluirnos de la conversación racial. Llamarnos marrones niega nuestra herencia ancestral y nuestra negritud.

Según sensationalcolor.com este es el simbolismo y significado del color gris: “El gris es el color del intelecto y del compromiso. Es un color diplomático, negociando toda la distancia entre blanco y negro. Por lo general, consideramos que el gris es conservador, elegante y fresco”.

Queridos hermanos y hermanas, los latinos/hispanos estamos aquí para quedarnos. Somos parte de la creación de Dios. Como pueblo de Dios, seamos inclusivos y afirmativos. Abran sus corazones y oídos para aprender sobre nosotros, para escuchar nuestras historias.

Abran los brazos para darnos la famosa extravagante bienvenida de la UCC. Dejen de tratar de definirnos, de lavar y/o blanquear nuestros identidad y costumbres culturales. Permítanos el espacio para contribuir y ser parte de la vida de la iglesia. Sólo recuerda que, para la mayoría de nosotros, no es fácil ser