Alegría: Oficiando la boda di mi hermano

Isaias 35:10 (DHH) Por ese camino volverán los libertados, los que el Señor ha redimido; entrarán en Sión con cantos de alegría, y siempre vivirán alegres. Hallarán felicidad y dicha, y desaparecerán el llanto y el dolor.

 

Oficiando la boda di mi hermano será uno de los mejores momentos de mi vida.


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Inmediatamente después de que el Estado de Nueva York hizo la igualdad matrimonial la ley, mi hermano me llamó para decir que él y Chris se estaban casando y que querían que yo fuera el ministro oficiante. Sin vacilar, acepté su invitación y juntos comenzamos a imaginar la boda y celebrar lo que significaba para ellos y para nosotros en su círculo de amor.

No much
o después, me vino a la mente el pasaje de las Escrituras y los pensamientos de mi homilía se hicieron evidentes. Yo sabía que éstos me serían dados por el Espiritu Santo. Pero el que llegaron tan pronto fue una sorpresa adicional que trajo alivio y alegría a mi corazón.

“Y he aquÍ, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habian dormido, se levantaron”(Mateo 27: 51-52).

El velo del lugar santisimo se rasgó en dos. Ahora, para mí, esta representación gráfica de lo que sucedió después de que Jesús respiró su último aliento no es literal sino simbólica. Contemplé en estas palabras un profundo significado para José y Chris, para ese momento santo en sus vidas y para la igualdad matrimonial.

Con la igualdad matrimonial, el velo que separaba a los que podían casarse y a los que no podían casarse se rasgo en dos, de arriba a abajo. Y ahora José y Chris podrían entrar en este acto con todo el poder y privilegio de su derecho dado por Dios a amar públicamente y legalmente y, más importante, libremente. Yo proclamé en la homilía “hoy pueden entrar en el lugar santo” tal como son y elegir hacer esto abiertamente ante los ojos de todos, con la “tierra dando testimonio” de este acto precioso.

Del mismo modo, mis padres Pentecostales fueron testigos de este momento sentados en la primera fila – mi papá en su “tuxedo” y mi mamá con su vestido elegante.

Sí, “las rocas se dividieron”, también. Con la lucha por la igualdad matrimonial, y su logro, las viejas ideas también fueron desgarradas — es decir, se dividieron para permitir una nueva forma de ser la comunidad humana.

Y bailamos toda la noche mientras “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habian dormido, se levantaron “. Muchos que habían anhelado este momento para sus propias vidas y para los que amaban, pero que habían muerto antes de ver sus sueños convertidos en realidad, se levantaron para bailar con nosotros.

İTe estoy diciendo que el velo se rasgó en dos, la tierra tembló, las rocas se partieron, y los santos se unieron a nosotros en santa celebración!

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